“El cuerpo es reacción, pero el tiempo anestesia”: inscripción de un pornografista en la superficie acuosa del tiempo. Frase instantánea, como un infraleve: pura posibilidad.
Infraleve: pura posibilidad, instante puntual, delgadísimo presente en que se manifiesta lo más vivo, casi invisible por mínimo en la marea del tiempo, del perpetuo olvido.
Y así, “el movimiento debe ser interno”, “sólo es real lo que se aprehende a través del cuerpo”, “la belleza toma el metro a la hora pico”, “padam dam dam…”…………. Sucedáneas reacciones, momentáneas una y otra vez, momentáneas como toda lucidez, como todo aquí y ahora.
Abrir los sentidos, penetrar y ser penetrados, ser falos y receptáculos. Rasgar un poco el vestido de Maya, por perturbadora que resulte esa porción de piel desnuda, esa dosis de realidad cuando, en nuestro perpetuo sonambulismo, nos acostumbramos a la irrealidad; al reality, a las tetas con silicón, a los rostros con photoshop, al shopping sonámbulo que acalla los rumores del cuerpo con ruido sintetizado. A los falsos estimulantes y depresores.
Todos somos prostitutas, pero queremos ser, de vez en cuando, putas: siempre que se trate de una obscenidad verdadera, gozada. Queremos comer con hambre.
El consumismo no responde a un llamado del cuerpo, sino a un olvido hipertrofiado del mismo, a un intento de silenciarlo; es origen y producto de una sensibilidad enferma. Paraliza toda reacción, imposibilita toda comunión, extravía la propia identidad.
Aceptamos ser parte de la enfermedad. Admitimos la esclavitud al ser ese el primer paso para necesitar la libertad. Entonces Maya muestra el ombligo, haciéndonos saber que nunca terminará de desvestirse.
Buscamos la reacción; y a veces la conseguimos. Cuando no intentamos tapar nuestro vacío. Cuando no respondemos a un falso deseo sino a un honesto sensualismo. Cuando dejamos fluir armónicamente nuestros humores e incluso cuando excretamos incontinencias. Cuando señalamos nuestra prostitución y desaprobamos la ninfomanía o satiriasis artística.
Vida. Exploración de sus partes ocultas. El arte comienza fuera del arte, en una actitud vital. Vida o muerte, nunca lo intermedio. Que termine la noche de los muertos vivientes. Cuando un zombie abre los ojos, el resto comienza a despertar.
Somos un movimiento en cuerpo, en crecimiento, con zonas vírgenes, territorios inexplorados. Ojalá nunca terminemos de definirnos, que no nos fosilicemos en un concepto rígido. Que entre la conciencia adquirida figure la de ser un cosmos inabarcable: ramificaciones sanguíneas, flujos, apetitos, nacimientos y putrefacciones, descargas eléctricas, partículas que se aglutinan, se separan, nos dejan para instalarse en el otro, oscuras cavidades, materia ígnea, gravedad, rotaciones y traslaciones, contactos, choques, estallidos, lluvia, sequía, viscosidades, instantes puntuales, misterio y revelación.